El ritmo al que desarrollamos actualmente nuestra vida personal y laboral hace que estemos más expuestos que nunca a los efectos del estrés, principalmente si hemos decidido desarrollar nuestra carrera profesional por cuenta propia, ya que, además de las obligaciones inherentes a nuestro trabajo diario y nuestra familia, hay que sumar las tareas de gestión propias del autoempleo.
El estrés no es más que una respuesta natural, imprescindible para garantizar nuestra supervivencia, ya que se basa en una reacción fisiológica de nuestro organismo, que activa distintos mecanismos de defensa cuando nuestro sistema nervioso percibe la existencia de una situación amenazante o que exige un sobreesfuerzo puntual.
A pesar de que en ocasiones el estrés se considera como una patología, no es correcto considerarlo como tal, al menos en sus etapas iniciales. No obstante, si es cierto que, si no conseguimos remitir su efecto y este sistema de alerta se mantiene activado durante un periodo de tiempo prolongado, puede llegar a provocar problemas graves de salud, tanto de carácter psicosomático (dolencias musculares, problemas respiratorios o digestivos, etc.) como a nivel psicológico (cuadros de ansiedad, efectos negativos sobre el estado de ánimo, trastornos alimenticios, etc.).
Por ello, es tremendamente beneficioso aprender a gestionar nuestro estrés, desarrollando distintas estrategias que contribuyan a combatirlo, reduciendo así sus efectos y mejorando el control sobre nuestro propio organismo.
En primer lugar, deberemos identificar claramente las fuentes generadoras de estrés en nuestra vida personal y laboral, profundizando en este aspecto hasta donde sea necesario, ya que algunas de ellas estarán relacionadas con nuestros propios pensamientos, actitudes y comportamientos.
A partir de esta delimitación de las causas específicas de su estrés estaremos en disposición de aprender a utilizar formas saludables para el manejo del estrés, como las que se recogen a continuación:
- Aprender a decir “no”, tanto en a nivel laboral como en su relación familiar. Para reconducir nuestro estrés será esencial conocer nuestros límites y asegurarnos de no traspasarlos, sobre todo con responsabilidades adicionales accesorias.
- Alejarse, en la medida de lo posible, de aquellas personas que nos causan estrés, limitando la cantidad de tiempo que le dedicamos en nuestra vida, o reconduciendo la situación hacia un escenario no estresante.
· Adquirir el control de nuestro entorno cercano, priorizando aquellas situaciones placenteras y alejándonos de aquellas que causan ansiedad.
Además de estas pautas, tanto a nivel laboral como personal, será esencial llevar a cabo una planificación temporal que incluya todas las tareas a realizar, tanto periódicas como puntuales, y tomando como referencia para nuestra organización su nivel de importancia y de urgencia.
Del mismo modo, deberemos realizar un ejercicio de realismo en lo referente a la carga de tiempo necesaria para la realización de cada tarea, teniendo en cuenta en esta organización las exigencias de cantidad y calidad de cada uno de las acciones a realizar, así como la consideración irrenunciable de periodos de descanso intermedios.
Para finalizar, desde este blog te aconsejamos que reflexiones y no trates de controlar lo incontrolable, ya que hay muchos aspectos de la vida que se encuentran fuera de nuestro control, que no podemos evitar, y sobre las que únicamente podremos actuar con posterioridad a través de una reacción lo más constructiva posible.
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