Disponer de un vehículo con el que realizar nuestros desplazamientos se ha convertido, prácticamente, en un bien de 'primera necesidad' en nuestra sociedad. Por mucho que el transporte público sea cada vez de mayor calidad, más eficiente y barato, contar con nuestro propio vehículo nos otorga una autonomía y libertad imposibles de alcanzar de otra manera.
Es por ello que gran parte de la población está dispuesta a adquirir un vehículo, aun a sabiendas de que constituye la segunda partida en cuanto a volumen de gasto para las familias españolas, únicamente superada por los gastos asociados a la compra o alquiler de nuestra vivienda habitual.
Así, dada la importancia de llevar a cabo una elección adecuada del vehículo que más se ajusta a nuestras necesidades y expectativas, hemos considerado de gran utilidad ofrecer a continuación una serie de recomendaciones a tener en cuenta para la compra de un coche.
1. Consideración del vehículo como un bien del que disfrutaremos durante un periodo prolongado de tiempo; salvo en aquellos casos en los que, por desgracia, se produzca un siniestro o una avería grave, la mayor parte de la población suele mantener el mismo vehículo durante un periodo que oscila entre los ocho y los trece años. Por ello, más allá de nuestras necesidades actuales, deberemos tomar en consideración lo que necesitaremos de nuestro nuevo vehículo a medio y largo plazo, analizando si se adapta, por ejemplo, a la llegada de nuevos miembros a la familia o a la necesidad de desplazamientos largos por motivos de trabajo.
2. Elección entre un vehículo nuevo o un vehículo de segunda mano; si bien la adquisición de un vehículo de segunda mano supone un considerable ahorro para nuestro bolsillo, deberemos ser conscientes de los riesgos que implica comprar un vehículo ya usado, del que, salvo que sea de alguien perteneciente a nuestro círculo cercano, no disponemos de información sobre su cuidado y mantenimiento previo. Además, la adquisición de un vehículo nuevo permite la elección a medida del vehículo que deseamos, y posibilita considerar en un futuro su venta a terceros por un precio razonable.
3. Elección entre motor de gasolina o diésel; a la hora de elegir la tipología de motor de nuestro nuevo vehículo y el combustible utilizado, deberemos considerar el uso que pretendemos darle al mismo, ya que si nuestro objetivo es utilizarlo de forma esporádica o para trayectos urbanos será preferible optar por un vehículo de gasolina, lo que podrá suponernos un ahorro de entre 2.000 y 3.000 euros en su precio de compra. Por el contrario, si vamos a utilizar nuestro nuevo vehículo de una forma habitual y para desplazamientos largos, será preferible optar por un motor diésel, para aprovecharnos de un menor precio en el repostaje de combustible durante la vida útil del mismo.
4. Atención a la existencia de descuentos e incentivos; hay que tener presente que el precio de los vehículos es muy variable y abierto a la negociación, incluso entre concesionarios que comercializan las mismas marcas de fabricante. Por ello, es tremendamente interesante consultar el precio de varios puntos de venta antes de decidirte por la compra de un vehículo, aun cuando ya tenemos decidida la marca y modelo que más se ajusta a nuestras necesidades y gustos personales. Asimismo, deberemos considerar dentro de este apartado las condiciones de financiación que nos ofrece cada concesionario, ya que puede suponernos, dependiendo del plazo y del tipo de interés, un ahorro final de más de 5.000 euros.
En este sentido, Internet y las redes sociales son una magnífica fuente de información sobre los precios y condiciones ofrecidas por cada concesionario próximo a tu localidad de residencia, o incluso de otros puntos de España.
5. Contempla la posibilidad de entregar tu viejo vehículo. Si pretendemos deshacernos de nuestro vehículo actual deberemos decidir si ponerlo a la venta de forma privada o entregarlo directamente como parte del pago de la compra. En este sentido, deberemos ser conscientes de que el concesionario en cuestión difícilmente estará interesado en igualar el precio que podríamos alcanzar con su venta a un particular, aunque nos ahorrará tiempo y problemas.
Así, una buena medida de negociación puede ser insinuar que la compra del vehículo está totalmente condicionada al precio que obtengamos por nuestro vehículo actual, ya que normalmente incitará a un aumento extra de su precio.
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