Thursday, December 17, 2015

#YoVoluntario: "Emprender para alcanzar el éxito"

¡Arrancamos nueva sección en el blog! Desde hoy nuestros voluntarios compartirán su experiencia de voluntariado con nosotros en entregas mensuales de #YoVoluntario. Sus motivaciones, experiencias, miedos y las lecciones aprendidas, que en muchos casos nos emocionan y nos impulsan a imitarlos y colaborar en acciones solidarias, tocarán seguro nuestros corazones.

Aquí va la primera de ellas, el testimonio de Roberto Ropero, voluntario AXA de Todo Corazón en el programa financiero Junior Achievement, que acerca la cultura financiera a las aulas. Pero mejor que nos cuente él...

Este será mi tercer o cuarto año como voluntario en esta iniciativa llamada “Emprender para alcanzar el éxito” (Junior Achievement), y digo tercer o cuarto año porque el tiempo es lo de menos.

En la primera visita de Junior Achievement a AXA acudí a la cita con la esperanza de haber entendido bien el comunicado interno que leí unos días antes, y efectivamente así fue, el programa consistía en acercar el mundo empresarial a las aulas, a los “coles”.

Las dos sesiones están enmarcadas en un programa de formación financiera, y con el apoyo de un manual de formador puedes desenvolverte con soltura delante de los “chavales”. Es una pena que no sean programas más largos, ¡hay tantas cosas que contar que cuesta sintetizar!

Lo curioso de la experiencia que hemos vivido, y digo “hemos” porque no puedo olvidar a mi compañero, es que siempre estás innovando, buscando la manera de poder transmitir mejor, de realizar esas dos sesiones con el entusiasmo suficiente para estimular la curiosidad financiera de esos chicos que serán el futuro.

Nosotros nos preparamos las sesiones con antelación, contando con los tiempos y la manera de transmitir el mensaje principal. Es curioso volver a las aulas del lado del “profe”, los nervios iniciales… Es normal, no es la audiencia a la que estás acostumbrado, seguro que antes de salir de la clase ya tienes el típico mote. Sin embargo, pasados esos primeros segundos de titubeo aparece la sonrisa natural y puedes hablar del tema en cuestión.

Una cosa está clara, y es que no hemos tenido dos sesiones iguales. Cada alumno tiene un interés diferente e intentamos, en la medida de lo posible, adaptar la sesión al interés general de la clase. Lo importante es tener claro las dos ideas claves que quieres transmitir, el cómo lo hagas o con qué lo hagas depende de la habilidad de los formadores y del interés de los alumnos. Por eso es importante preparárselo muy bien, quién va a contar y qué va a contar, y para ello es necesario saber los puntos fuertes de cada uno de los ponentes, ya que eso permite relevos entre ellos de manera muy natural, sin silencios o transiciones algo forzadas.

No siempre es fácil tratar con adolescentes de 15 años, no es como una sesión de trabajo. En el “cole” las normas son distintas, estamos ocupando su tiempo de tutoría, suele ser a una hora en la que suelen estar cansados y tienen en ocasiones la risa floja. Estás en su territorio y tienes que hacerles ver que tú también estuviste ahí y que sabes cómo piensan, porque también pensaste lo mismo, no se trata de hacerse su “colega”, pero sí de empatizar con ellos. Tienes que ponerte en su lugar, y lo más complicado intentar transmitir los mensajes en su lenguaje; es aquí donde te darás cuenta si te has preparado la sesión o no.

Desgraciadamente, en todas las aulas hay algún alumno que no tiene ninguna motivación, no tiene ganas de hacer nada ni objetivos claros, pero bueno, a esa edad ¿quién lo tenía claro? Hay que respetarlo e intentar seducir su interés de alguna manera, con preguntas directas o haciendo que te eche una mano. Para todos los alumnos y especialmente para estos últimos dejamos los últimos 10 minutos para hacer una reflexión en alto, es un mensaje que es complicado transmitir por escrito, porque quizás el mayor impacto es el verbal y el gestual, no se lo dice el profe o sus padres, se lo dicen unos desconocidos que han ido allí voluntariamente.

Les decimos:

“Tenéis la edad perfecta para luchar por aquello que queréis hacer”

“No permitáis que nadie os diga que no podéis alcanzar vuestros objetivos”

“No permitáis que el tiempo se escape, aprovechadlo, disfrutadlo…”

“No todos los que estudian llegan lejos profesionalmente, pero por regla general todos los que llegan han estudiado”

Son el tipo de mensajes con los que solemos acabar las sesiones, que suelen cerrarse con un aplauso. Se trata de un aplauso que emociona, que hace que el círculo se cierre y salgas de allí pensando que merece la pena.

Nunca sabrás si alguno de los que te han escuchado ha entendido realmente el trasfondo de las palabras, la profundidad de un mensaje que solo se entiende en su inmensidad con el paso de los años. Pero si uno, solo uno de ellos, ha podido reflexionar, recapacitar, y dar a partir de ese momento un giro a su vida, los esfuerzos no habrán sido en balde.

Las personas necesitamos sentirnos útiles, es un hecho inherente al ser humano, esa es la experiencia que te da el voluntariado, tener la sensación de estar haciendo algo útil por los demás. Hay una frase que todo voluntario suele decir y que suena a tópico: “yo aprendo de ellos”. Pues no es un tópico o un cliché, os confirmo por experiencia que es una realidad.

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