El establecimiento de medidas de seguridad y demás instrumentos que garanticen un menor riesgo de sobresaltos en nuestra vivienda se está convirtiendo en una práctica cada vez más frecuente entre los hogares españoles, con objeto de garantizar la protección de nuestra familia y de aquellos elementos de valor que se encuentran en su interior.
No obstante, se percibe que los mayores esfuerzos en este sentido, tanto en lo que se refiere a la labor de búsqueda de alternativas como en lo relativo a la dedicación de recursos, están orientados a nuestra vivienda habitual, descuidando, en cierto modo, la seguridad de aquellos inmuebles que constituyen nuestra segunda residencia.
Esta práctica es bastante lógica ya que, de forma inconsciente, con la protección de nuestra primera vivienda tratamos de asegurar nuestra protección cuando nos encontramos en ella, además de por el hecho de que suele ser en la que disponemos de aquellos objetos patrimoniales de mayor valor. Pero, paradójicamente, un altísimo porcentaje de los allanamientos y robos producidos se llevan a cabo en viviendas que se encuentran deshabitadas durante largos periodos de tiempo, ya que suponen un menor riesgo y dificultad para los autores de los mismos.
Es por ello que hemos considerado de gran interés ofrecer una serie de recomendaciones para aumentar la seguridad de nuestra segunda residencia, entre las que podemos destacar las que se ofrecen a continuación:
- Sigue siendo muy aconsejable el desarrollo de aquellas medidas utilizadas tradicionalmente para evitar que nuestra segunda vivienda ofrezca muestras externas de encontrarse vacía, como recurrir a una persona del vecindario de nuestra confianza para que supervise periódicamente su estado, nos avise ante cualquier circunstancia extraña o simplemente recoja nuestra correspondencia. Asimismo, será muy conveniente plantearse la contratación de un servicio de limpieza que realice cada cierto tiempo las tareas necesarias para eliminar la suciedad exterior, ya que esta suele ser una muestra inequívoca de que la vivienda está deshabitada.
· En el caso de que se trate de viviendas aisladas deberíamos estudiar la instalación de puertas de seguridad, sistemas de alarma o de videovigilancia, que tienen una doble función, principalmente de protección efectiva y, al mismo tiempo, como elemento de disuasión para los delincuentes.
· Del mismo modo, en los últimos tiempos está alcanzando una gran difusión comercial la instalación de sistemas de domótica para el control remoto de elementos que contribuyan a dar a nuestra segunda residencia una apariencia de mayor habitabilidad, como el encendido y apagado automático de luces o la programación del mecanismo de las persianas conforme a las condiciones lumínicas exteriores.
En suma, la puesta en práctica de todas estas medidas no sólo aumentará la seguridad de nuestra segunda residencia sino que, además, en caso de que consideremos la contratación de una póliza de seguro, que no es obligatoria legalmente pero si bastante recomendable, nos servirán para obtener una considerable reducción en la cuantía de la prima del seguro, ya que las compañías aseguradoras valoran muy positivamente el establecimiento de medidas adicionales de protección en el hogar.
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